Las “plantas carnívoras”

Las plantas carnívoras atraen a sus víctimas, las capturan y las digieren; dentro de ésta familia se encuentran las Aristoloquias y las Roridulas que no son carnívoras, ya que no digieren los insectos que vienen a morir en ellas. Suelen vivir en lugares húmedos o pantanos, con suelos  ácidos y tan pobres en alimentos que ello les obliga a obtenerlos de las presas que capturan. La mayoría de ellas son acuáticas pero algunas variedades soportan períodos de sequía.

No todas las plantas carnívoras atrapan a sus víctimas igual; disponen de diferentes métodos para realizar esta hazaña.

Trampas activas, semiactivas y pasivas:

Las trampas activas detectan a sus presas y las capturan, mediante unos órganos de movimiento rápido. Las dióneas y las utricularias son ejemplos de esta técnica.

Las trampas semiactivas sujetan a sus víctimas con la ayuda de mucílagos, son sustancias pegajosas situadas en el extremo de pelos en forma de minúsculos aguijones y capaces de moverse lentamente, sobre el limbo de las hojas, se pliega cuando se trata de una presa grande. La Rossolis y Drosera son los ejemplos más típicos.

Las trampas pasivas atrayen a sus presas con colores y néctares irresistibles, reteniéndolas dentro de cucuruchos con el interior ciliado, o las ahogan dentro de urnas con el fondo tapizado de glándulas.

Métodos de captura de las principales especies

 

Trampas activas                   

 Aldrovanda      trampa con mordaza

Dionaea            trampa con mordaza

Ultricularia       trampa por aspiración

 Trampas semiactivas           

Drosera             trampa con mucílago viscoso

Pinguicula         trampa con mucílago viscoso

 Trampas pasivas                 

 Brocchinia         roseta de hojas en embudo

Cephalotus        urna o ascidia

Darlingtonia      cucurucho con capuchón

Heliamphora     cucurucho

Nepenthes         urna

Sarracenia         cucurucho

Trampas con nasa             

Genlisea            trampa bifurca