Como cada mes os presentamos las tareas del jardín, terraza y huerto que propone Verde es Vida.
Un sendero para el jardín
Prácticos y también decorativos, los senderos de jardín o pasos japoneses son muy sencillos de construir. Se pueden trazar con diversos materiales: piedras en bruto o pulidas, tocones de madera, traviesas, ladrillos, piezas de cemento, adoquines… y colocarse sobre arena, albero, césped, gravilla, corteza de pino… Facilitan la circulación, pero también delimitan áreas y cumplen una función estética.
Los senderos permiten un tránsito cómodo entre las diferentes zonas del jardín y facilitan el acceso tanto a la vivienda como desde el exterior, aportando funcionalidad. Son muy prácticos cuando se trata de proteger de las pisadas el césped o cualquier otro tipo de plantación, y además pueden utilizarse para delimitar áreas.
Incluso se puede jugar con su forma y disposición para crear sensaciones subjetivas: por ejemplo, un sendero en diagonal que atraviese un jardín largo y estrecho transmitirá sensación de amplitud; uno estrecho y recto hará parecer más largo un jardín pequeño, especialmente si se reduce su anchura al final; y uno sinuoso aportará sensación de profundidad e incluso cierto misterio: cada una de sus curvas puede contribuir a ocultar/desocultar un elemento nuevo, haciendo más ameno el paseo.
Una nota estética
Los senderos cumplen, además, una función estética en el jardín. Forman parte de su diseño y decoración, por ello es importante que queden perfectamente integrados. Para lograrlo deberás tener en cuenta distintos aspectos, como el estilo de la casa y del propio jardín, con sus elementos ornamentales y estructurales, además del uso que se hace del espacio.
La elección de los materiales está condicionada por todas esas variantes. En los centros de jardinería encontrarás muchas opciones: piedras naturales en bruto o pulidas, piezas prefabricadas de hormigón, adoquines, ladrillos, tocones de madera, traviesas… Además, las piezas pueden tener diferentes tamaños y formas: circulares, cuadradas, rectangulares, completamente irregulares… Que sean antideslizantes es muy importante.
Preparar la base
Los diferentes materiales pueden instalarse sobre césped, entre tapizantes, aromáticas u otros cultivos, en superficies de arena, gravilla, albero, corteza de pino… La única condición es haber limpiado previamente de raíces y malas hierbas los asientos donde vayan a colocarse las piezas, y nivelar y afirmar bien la superficie. Si quieres aprovechar para extender una base de áridos o de corteza de pino nueva en la zona elegida para el sendero, tendrás que limpiar toda la superficie de cualquier resto vegetal, remover el terreno, nivelarlo y afirmarlo bien antes de extender una malla antihierbas y echar el material sobre ella.
Las piezas del sendero quedarán mejor asentadas si están en contacto directo con el suelo, por eso conviene recortar la malla en los puntos donde las vayas a colocar. Si vas a construir el sendero sobre césped u otra siembra, añade semillas de la misma especie alrededor de las piezas recién instaladas para que queden perfectamente integradas. También evitará que surjan malas hierbas.
La distancia natural del paso
Al disponer las piezas del sendero, ten en cuenta la distancia natural del paso para que resulte cómodo y práctico. La distribución de las piezas puede ser regular y simétrica —ideal para jardines formales— o algo asimétrica si buscas un resultado más espontáneo y casual.
PASO A PASO: Cómo construir un sendero
• Paso 1. Empieza trazando el recorrido del sendero. Si va a ser recto, coloca listones finos de madera sobre el terreno (ilustración Paso 1); si va a ser curvo, lo mejor es utilizar una manguera. Te ayudarán a determinar la longitud y la forma que quieras darle. Puedes verter arena fina o harina sobre las guías para marcar los límites en el suelo antes de retirarlas.
• Paso 2. Decide la distribución de las piezas: colócalas entre los límites marcados y prueba (ilustración Paso 2). Si son irregulares, combina diferentes unidades hasta obtener un diseño de tu gusto. Si son de tamaños diferentes, mezcla grandes y pequeñas. Ten en cuenta la distancia de una pisada real para decidir su separación.
• Paso 3. Con una pala, marca el contorno de la primera pieza en el terreno (ilustración Paso 3). Levántala y excava un agujero algo más profundo que la pieza. Límpialo bien de raíces y piedras. No debe quedar material orgánico, incluidas raíces de árboles de más de un centímetro de grosor; pueden hacer que el terreno se asiente de forma irregular y se hunda.
• Paso 4. Para que las piezas se asienten bien, rellena la superficie excavada con arena y afírmala bien con los pies o con una apisonadora (ilustración Paso 4). Después rastrilléala para dejarla bien nivelada. Comprueba que ha quedado perfecta con un nivel de burbuja y añade más arena donde haga falta.
• Paso 5. Coloca la piedra sobre el lecho de arena (ilustración Paso 5) y asegúrate de que no se mueve ni quedan holguras alrededor. Si lo hace, fíjate en qué punto exacto cojea, vuelve a retirarla y añade más arena allí. Vuelve a situarla y a comprobar. Si quedan huecos por los lados rellénalos con sustrato si el sendero es sobre césped.
• Paso 6. Repite el mismo proceso con el resto de las piezas, asegurándote de que ninguna queda más elevada que el resto. Utiliza un nivel de burbuja para que te resulte más fácil (ilustración Paso 6). Si fuera así en algún caso, levanta la pieza, retira arena, vuelve a nivelar y colócala de nuevo en su sitio. Es importante comprobar una a una que las piezas no bailen ni sobresalgan.