Las plantas con flor, piden grandes dosis de agua, sobretodo en verano.
Hay que tener cuidado cuando las regamos de no mojar las flores, especialmente si son muy densas (geranio, rosas, dalias…), ya que las gotas que se quedan en los pétalos, en contacto con el sol, podrían provocar quemaduras, o el agua al acumularse fermenta con el calor.
Lo adecuado es regar al atardecer o por la mañana temprano, y dirigir el chorro de la manguera o regadera al suelo (tierra) y no a la planta.
El riego por goteo es el mejor sistema para regar un macizo de flores.
También, colocar un acolchado de corteza de pino en la base de los ejemplares, contribuirá a conservar húmeda la tierra.