La palmera Phoenix ibérica, es una variedad de datilera, o quizás una nueva especie. Muchos palmerófilos hispánicos esperamos ilusionados que las investigaciones en marcha lleguen a demostrar esa tan apetecible posibilidad, que haría que en España tuviéramos una segunda palmera autóctona además de Chamaerops humilis. Ya nadie le debe extrañar que se defienda la «independencia» de P. ibérica diciendo que si bien es cierto que se diferencia poquísimo de las habituales datileras, lo mismo ocurre con P. atlántica y P. theoprasti.También comentábamos allí que para que se pueda llegar a una clarificación total y definitiva sobre las especies de Phoenix dudosas o controvertidas resulta imprescinsible que sigan dando frutos los análisis filogenéticos y demás estudios en marcha sobre algunas poblaciones dudosas, y también que se llegue a definir el amplísimo abanico de variabilidad de una especie cultivada desde hace cinco o seis mil años a la que venimos llamando Phoenix dactylifera para entendernos
En cuanto a su origen,habitan en la cuenca de un pequeño afluente del rio Segura llamado chicamo, en el sureste español.
En cuanto a su aspecto general presentan varios troncos robustos con hasta unos diez o doce metros de altura generalmente y con grosores de hasta unos setenta u ochenta centímetros. Por tanto, suelen ser más bajas y gruesas que las datileras, pero en buenas condiciones de cultivo quizás alcanzarían alturas mayores. Sus hojas son de color glauco muy céreo, incluso alfo más que en la datilera, y en esto recuerdan a algunos ejemplares de Phoenix theophrasti; pueden presentar raquis anaranjados, y suelen medir hasta unos cuatro o cinco metros de longitud, luego son algo más cortas.