Después de haber aprendido a podar nuestros rosales, así como a prevenir y erradicar sus plagas y enfermedades, es momento de tener un plan de abonado que nos permita saber qué abono, en qué cantidad y con qué frecuencia abonar nuestro rosal.
En primavera, con el aumento de las temperaturas, los rosales comienzan a mostrar sus nuevos brotes, es entonces cuando debemos aplicar un abono químico completo, el cual se puede usar líquido o granulado para garantizar el buen crecimiento de esos brotes.
Durante esta época de clima agradable, mientras los rosales siguen creciendo y florecen tendremos que aplicar abono cada 15 días, ya que es cuando más nutrientes consumen. Al comenzar a notarse el calor y el aumento de temperaturas tendremos que reducir esta frecuencia de abonado a la mitad y aplicar abono cada 30 días, es decir, una vez al mes.
Cuando el clima vuelva a ser más suave y no tan caluroso, algunos rosales vuelven a brotar con fuerza, aquí volveremos a aplicar abonado cada 15 días.
Cuando el frío sea más intenso, sobre comienzos de Noviembre, dejaremos descansar a nuestros rosales sin abonarlos hasta la siguiente poda, para protegerlos del clima frío simplemente pondremos una capa de acolchado sobre la tierra o sustrato donde estén ubicados y esperaremos al siguiente abonado en unos meses cuando haga más calor.