Polygala Myrtifolia

La Polygala Myrtifolia es la planta que no debería faltar en ningún jardín. Es un arbusto con una abundante floración durante todo el año. Con pocos cuidados.

La polygala es un arbusto ornamental perenne que se cultiva tanto en tierra como en tiestos, para jardín rocoso y parterres.

 Una de las plantas más agradecidas del jardín. En climas cálidos como el mediterráneo suele florecer durante todo el año. Se puede utilizar en forma de copa en macetas. Para setos, en solitario, rocallas o como pequeño árbol ornamental.

Este florífero arbusto de origen sudafricano produce racimos de flores de color malva desde la primavera hasta la llegada de los primeros días del invierno, e incluso durante todo el año en las regiones más propicias. 

Sufre cuando las temperaturas bajan de -5°C, por eso el área mediterránea y las zonas menos frías del litoral atlántico son el hábitat ideal de la Polygala myrtifolia. 

Tolera el aire del mar y soporta el viento, por lo que resulta perfecta para jardines costeros. Mantiene el follaje todo el año y crece rápidamente.

En los centros de jardinería la encontrarás muchas veces podada en forma de arbolito, con un tallo leñoso delgado aunque muy resistente.

En su estado natural es redonda con un diámetro de 2 metros, y alcanza una altura de 5 metros.

 

Hojas
Forma arbustos muy ramificados de 0,5 a 1,5 metros de altura, de porte redondeado. Las hojas son muy pequeñas, estrechas y ovaladas, parecidas a las de algunas mirtáceas, de allí el nombre de la especie. Forman un denso follaje de color verde claro u oscuro que ofrece un perfecto contraste a las flores.

Flores
Las flores consisten en dos pétalos de color malva o púrpura unidos formando un ángulo abierto, como las alas de una mariposa, con un llamativo mechón de estambres más claros en la quilla. Se agrupan en racimos.

Florece prácticamente todo el año, con flores color purpura con cierta semejanza a las flores de las orquídeas.

 

Necesidades de la Polygala

Iluminación: Pleno sol y también a la semisombra.

Temperatura: No soporta heladas. Climas cálidos.

Suelo: Fértil y bien drenado.

Riego: Es necesario en la plantación, en la fase juvenil y en el período estival, con bastante frecuencia si la temperatura es elevada.

Abonado: Abonar según el calendario.

Podas: Quitar las ramas secas o deterioradas, es muy importante las podar de formación, no esperar a que este sin flor, por que nunca esta sin flor y se pierden las formas.

Plagas: El problema principal son las larvas de los insectos, que roen las hojas, los tallos y el cuello. se controlan con tratamientos a base de sevin.

Cultivo: Necesita sol para florecer en abundancia. El sustrato puede ser neutro, ácido o alcalino, siempre que sea ligero y con buen drenaje. Lo ideal es que sea fértil y fresco, pero esta especie también es capaz de vivir en suelos pobres y secos, y resistir periodos de sequía. Por ello se la considera apta para la xerojardinería.

Cómo cuidar de la Polygala

La Poligala es una planta de fácil mantenimiento. Agradece los riegos regulares, sobre todo en verano, y más aun si vive en una maceta. Si hiciera falta una poda para darle forma conviene que sea ligera y se efectúe al final del invierno, aunque estuviera con flor.

En las zonas más frías o donde hiela se la debe proteger en invierno o llevarla a cubierto. Usos Se puede utilizar en el jardín en solitario, en macizos o formando setos, y en los tiestos de la terraza o el patio. 

Un arbusto de abundante floración y hoja durante todo el año. De crecimiento rápido y muy resistente.

Curiosidades sobre la Polygala

En su hábitat natural, la generosa floración de la Polygala myrtifolia es capaz de sortear la dureza del clima costero tanto como la sequedad del interior de la región del Cabo, en Sudáfrica, desde las montañas Bokkenveld, en el oeste, a la provincia de Kwazulu-Natal, sobre el Índico.

Esta capacidad adaptativa y su rendimiento se han convertido en la clave de su éxito en jardinería. En su región nativa existe también una Polygala myrtifolia de flores blancas y hojas de una suave tonalidad plateada.

 Estas especies pertenecen a una familia —Polygalaceae— que debe su nombre a las palabras griegas poly, que significa mucho, y gala, leche, por la capacidad de algunos de las 950 especies de sus 17 géneros de producir una savia lechosa.